jueves, 12 de noviembre de 2015

Hoja quincenal de IZAR nº2. Catalunya: ¿el eslabón débil del régimen del 78?

Frente a la propuesta de resolución de la creación de un estado catalán, todos los partidos del régimen claman al cielo y defienden la unidad de España a capa y espada. Pero... ¿qué esta pasando realmente?
El pasado 27 de octubre, Junts pel Sí y las CUP presentaron una propuesta de resolución al Parlament que incluye “la declaración solemne del inicio de creación del estado catalán en forma de república”, (…) la proclamación de “la apertura de un proceso constituyente ciudadano, participativo, abierto, integrador y activo para preparar las bases de la futura constitución catalana” (…) insistiendo en que el “proceso de desconexión democrático no se supeditará a las decisiones de las instituciones del estado español”.
Las declaraciones por parte de las fuerzas políticas del régimen del 78 y de organizaciones como C's, que sólo pretenden rejuvenecer al régimen para que al final nada cambie, no se han hecho esperar. El propio presidente del gobierno del estado español compareció para dejar claro que “tienen resortes para abordar cualquier declaración del Parlament” sin descartar la suspensión de la autonomía de Cataluña amparada en el artículo 155 de la Constitución. En cuanto al portavoz del grupo popular en el Parlamento, Rafael Hernando, ha subrayado que "quienes desafíen al Estado de Derecho saben que todo el peso del Estado de Derecho caerá sobre ellos y que con la soberanía nacional no se juega, porque no es fraccionable, fracturable ni está en liquidación". En lo que se refiere al PSOE, Pedro Sánchez ha hablado de rechazo categórico del "desafío antidemocrático secesionista" y que “apoyará cualquier medida legal del Ejecutivo que sigan su propuesta de ley, diálogo y política”. Por último, las declaraciones de Albert Rivera y de C's han ido en el mismo sentido de defensa de la unidad de España y del status quo vigente oponiéndose frontalmente e insistiendo en que “la declaración separatista de Mas, ERC-CUP es un desafío a la democracia y a la convivencia".
Hasta ahí nada nuevo bajo el sol. Negación del derecho de autodeterminación de los pueblos del estado español y de una posible declaración de independencia. Pero, ¿por qué se oponen estos partidos realmente? Pues porque saben que lo que está en juego no es solamente la independencia del pueblo catalán sino también el propio régimen del 78, su transición pactada con la Monarquía a la cabeza. La lucha por la emancipación nacional de Catalunya puede llevar consigo muchas otras luchas. De ahí que hayan votado en contra de dicha resolución C's, PP y PSC el pasado 9 de noviembre. Hay que destacar aquí el papel de Catalunya Si que es Pot (Podemos e ICV) que se ha alineado con dichos partidos del régimen votando también en contra. Podemos cierra así una semana “gloriosa” en la que fichaba en su lista para las elecciones generales a un ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (con ZP como presidente de gobierno) que llegó a justificar el bombardeo en Libia y pro OTAN y a Pérez Royo que defendió en el 2011 la reforma express del artículo 135 pactada por el PP y el PSOE que limitaba el déficit público.
Hay que defender el derecho de los pueblos a decidir su futuro pero ligándolo también a la cuestión social y con un proyecto de sociedad independiente al de la burguesía catalana.
La propuesta de resolución presentada por Junts pel Sí y las CUP es totalmente legítima. Hay que defender que se pueda debatir dicha propuesta. En el caso de que fuese aprobada y de que el Estado Español intervenga para impedir su puesta en vigor, habrá que movilizarse en defensa de un derecho democrático básico. Decir eso no significa que seamos aliados de Artur Mas y de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC). Nada más lejos de la realidad. Es más, pensamos que un proceso constituyente dónde se ponga sobre la mesa la cuestión del un referéndum vinculante para decidir el futuro del pueblo catalán debería ir de la mano de una movilización dónde se hable de un plan de emergencia social que ponga encima de la mesa la cuestión de qué tipo de república catalana construir para defender los intereses del conjunto de la clase trabajadora y de la juventud. Esto último es incompatible con los intereses de la burguesía catalana ya que significa poner sobre la mesa la cuestión de las políticas anti sociales y de recortes llevados a cabo por el anterior Gobierno de Más y de Esquerra Repúblicana.
Se trata por tanto de ser firmes tanto en el derecho que tienen los pueblos a poder determinar su futuro como en la necesaria movilización de la clase trabajadora y de la juventud para imponer unas medidas de urgencia que nos aseguren un reparto de las riquezas, un empleo, un salario digno, una vivienda digna y unos servicios públicos de calidad. La cuestión catalana permite a día de hoy poner en entredicho el status quo del régimen del 78 y por lo tanto también sus instituciones. El derecho democrático del pueblo catalán a decidir su futuro puede ayudar a avanzar sobre otras cuestiones como el modelo de estado, la cuestión de la legitimidad que tienen la patronal y los gobiernos de turno para destrozar nuestras vidas acaparando cada vez más riquezas o incluso el tipo de sociedad que queremos. Para alcanzar esos objetivos, hay que ligar ese derecho a la lucha del conjunto de la clase trabajadora del resto del estado en favor de su propia emancipación como clase social.
Esa relación es la que aún no acaban de entender organizaciones como PODEMOS e IU que parecen -con matices- cerrar filas entorno a los demás partidos del régimen oponiéndose y denunciando la propuesta de resolución presentada por Junts pel Sí y por las CUP. Defender esa orientación es no entender que a día de hoy puede ser que Catalunya sea el eslabón más débil del régimen del 78 y del conjunto de las instituciones que emanan del mismo. Y que por tanto acabar con el régimen pasa, hoy, por defender el derecho de catalunya a decidir su futuro.